No estaba siendo un buen día... no estaba siendo un buen día en absoluto. Al menos eso pensaba Thlian Bo.
A las puertas de la vieja factoría minera reconvertida en hangar e ignorando el bullicio de sus compañeros preparando una nueva oleada de naves y habilitando las torres de defensa antiaéreas, el viejo pirata phalkata no precisaba del uso de visores de aumento para poder darse cuenta de como había empeorado la situación.
La reunión y unificación de dos grandes grupos piratas ya era algo complicado. Hacerlo tres para formar una flotilla en condiciones era poco menos que una locura. Demasiada gente con demasiadas ideas propias, pocas propiedades, una carencia alarmante de inteligencia y exceso de codicia. Era un avispero. Pero aún con todo lo hicieron, porque la alternativa era peor. Había seguridad en los números, no tanto por tener que lidiar con autoridades como correr el riesgo de un encontronazo con los monstruos que se estaban comiendo la galaxia poco a poco.
Cierto que al principio no había ido mal del todo, con unas cuantas incursiones más o menos serias y con buenos botines en los centros coloniales que aún resistían en los sectores más periféricos del espacio controlado por el Concilio, pero el número de escondites seguros se había reducido considerablemente y encontrar Krosus-4 fue un golpe de suerte.
Pero al final Krosus-4 no había resultado ser el respiro que esperaban y en unas pocas horas se había ido todo a la mierda.
Primero, el cabronazo de Kitter, un repelente e irritante vas andarte, y su empeño en querer hacer volar el viejo caza monoplaza que se había agenciado. Tras meses reparándolo y modificándolo la nave era aún poco menos que una tartana poco viable, pero Kitter estaba dispuesto y seguro. Así que sin siquiera tomarse la cortesía de pedir permiso e informar a sus superiores (de los cuales Thlian Bo era uno) el desgraciado salió a corretear por la órbita del planeta.
Donde fue detectado por los sensores de una fragata del Concilio.
Kitter volvió a tierra como si le persiguieran mil demonios, lo cual no estaba muy alejado de la realidad, y no tardó en cundir la alarma. La primera decisión de tríada de capitanes (después de meter un disparo entre ceja y ceja a Kitter, por supuesto) fue adoptar un silencio total. Desconexión de los generadores principales, intentar hacer pasar el lugar por muerto... idea que se fue a tomar por saco cuando uno de los chicos especializados en tecno-guerra que habían reclutado junto con el doctor de Nosia les informó de que los sensores de esas nuevas fragatas podrían detectar concentraciones relativamente numerosas de formas de vida a partir de cierto umbral.
Como la flotilla unificada de tres tripulaciones piratas distintas, por ejemplo.
La capitanía entró en pánico, y aún más cuando se dieron cuenta de que la fragata había cambiado rumbo en dirección al planeta.
El resto... bueno, lo estaba viendo en ese momento. Las esperanzas de sus jefes eran que un asalto continuo y con su gran número fuese suficiente para dañar la fragata de forma significativa e inutilizarla de tal modo que no pudiese proceder a una persecución cuando iniciasen una evacuación. O quizá dañarla lo suficiente para abordarla y tomarla como nueva nave insignia. O simplemente convertirla en chatarra.
Thlian Bo frotó el corto plumaje de su cabeza y cuello. Tenemos a tres polluelos imbéciles al frente del nido, pensó. No podía terminar de otra forma.
Por eso no estaba haciendo nada realmente, ni se había molestado en poner en marcha su viejo carguero. No valía la pena. El phalkata sabía de forma casi instintiva que aquella fragata iba a resistir más de lo que esperaban, y que lo más seguro es que estuviese a punto de recibir refuerzos. El resplandor de un gran número de explosiones en la parte superior de la atmósfera de tal intensidad que podían verse desde la superficie parecía indicar que eso mismo acababa de suceder.
Quizá debería poner al viejo montón de chatarra en marcha, se dijo. Si volaba bajo, casi a ras de suelo y en dirección al ecuador antes de tomar velocidad de escape quizás pudiese pasar desapercibido. Si, era un buen plan. Al diablo con todos los demás, era más importante salvar su propio plumaje.
Entonces los vio, cayendo de entre las nubes. Cinco puntos de luz de distintos colores descendiendo a gran velocidad en caída libre. Cinco colores que eran conocidos por todo habitante de la galaxia. Thlian Bo palideció, se dio cuenta de que nadie más de los que le rodeaban se había percatado de lo que estaba a punto de caerles encima. Pero ni siquiera pudo avisar a sus compañeros, no tuvo tiempo.
Porque en ese preciso instante los cinco puntos de luz brillaron con mayor intensidad para desvanecerse de repente en la lejanía...
... reapareciendo de golpe y de forma cegadora justo en frente de la gran entrada principal al hangar. Y emergiendo de la luz a toda velocidad, como balas de cañón, cinco figuras humanas que tomaron tierra con una descarga de energía que se llevó por delante no solo a varias de las naves que aún se preparaban para despegar sino también a muchos de los piratas presentes, arrojados al aire por la fuerza expansiva.
Lo último que vio Thlian Bo al sentir la perdida de gravedad previa al impacto de su cráneo contra el fuselaje de su propio carguero fue a cinco siluetas humanas, con el brillo de sus coloridas armaduras más intenso que nunca a la luz del fuego de las naves destruidas a sus espaldas.
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Unos minutos antes.
"¡WOOOOHOOOOOOO!"
Quien gritaba de júbilo de la misma forma que lo haría alguien en un parque de atracciones era Avra Aster, Rider Blue, la más joven de los cinco. Su armadura azul parecía mimetizarse con el despejado cielo de Krosus-4. Justo a su lado y extendiendo su mano para un choque de palmas que los hizo empezar a girar en el aire de forma descontrolada entre risas se encontraba su hermano Antos Aster, Rider Purple. Su armadura purpurea emitía pequeños destellos.
Unos pocos metros por encima de ellos podían oírse también las risas de su hermano mayor, Armyos. Rider Orange se dejaba caer sacudiendo los brazos como si intentase imitar a un nadador, proporcionando un ridículo espectáculo bien recibido por los dos más jóvenes. Su armadura naranja refulgía al sol casi como si él mismo estuviese en llamas.
Por su parte Alma Aster, Rider Red, mantenía una posición algo más profesional, inclinada hacia abajo y con el cuerpo recto para reducir la resistencia al aire, su capa ondeando a su espalda como un aleteo furioso. Su armadura, de un rojo profundo y vivo, como un rubí casi sanguíneo, daba la impresión si uno se fijaba de tener una superficie en constante movimiento.
Pero a pesar de todo no pudo reprimir una ligera sonrisa bajo su casco. Jamás le reprocharía a su familia que buscasen algo que disfrutar en la existencia que les había tocado vivir. Y si era justa, incluso ella podía admitir que, de todas las cosas que habían tenido que hacer durante décadas, el arrojarse al vacio nunca había perdido del todo cierta calidad exhilarante.
Con un ligero gesto volvió su mirada al otro lado, donde descendía la última hermana de los cinco. Athea Aster, Rider Black, quién posicionada en posición similar a Alma parecía ignorar de forma deliberada las payasadas del resto. Su armadura era de un negro profundo que parecía absorber la luz. Había sido descrita en más de una ocasión como una sombra viviente. En contraste, en ocasiones emitía una tenue aura blanquecina de pálida luz rodeando la oscuridad de su traje.
Dejando de "nadar" y cambiando su posición, Armyos se situó a la izquierda de Alma. Justo entre ella y Athea. Aquello pareció ser una señal para Avra y Antos, posicionándose a la derecha de su hermana mayor. Los cinco caían ahora en formación.
"Bueno, Alma", dijo Armyos, "¿Cual es el plan?"
"Armyos, ya sabes a que hemos venido", respondió Alma, "¿O es que volviste a dormirte durante el informe de misión?"
"¡Sabes que no me refiero a eso! El aterrizaje, Alma... ¿Cráter o Destello?"
Cráter consistía en simplemente dejarse caer e impactar con la superficie. Dado el poder de sus armaduras, el resultado era obvio tal y como indicaba el nombre de la maniobra. La habían usado en ocasiones en combates con incursiones garmoga, entrando al campo de batalla como si fuesen bombas balísticas vivientes.
Destello por su parte consistía en activar su capacidad de teleportación a unos pocos cientos de metros del suelo para luego materializarse ya en la superficie y en otro ángulo pero conservando el impulso y aceleración de la caída para arrollar toda resistencia que pudiesen encontrar de frente.
"¡Oh, oh! ¡Yo voto por cráter!", exclamó Avra.
"Que sorpresa, Avra deseando causar destrucción masiva", añadió Antos de forma burlona. Avra le echó la lengua, claro que bajo sus cascos no es como si Antos pudiese verla. Eso le hizo reír más.
"Destello", dijo la voz afilada y seca de Athea cortando la conversación como un cuchillo, "Con este ángulo de descenso no tocaríamos tierra lo suficientemente cerca de la base pirata y no podemos perder tiempo"
"Jopeee, yo quería hacer un cráter", se quejó Avra.
"Míralo por el lado bueno, pulguita", intervino Armyos, "Con el destello podemos aparecer justo delante de sus narices ¡Imagina el susto que se llevarán!"
"No me llames pulguita, Armyos, o te arranco las jodidas g..."
"Suficiente", interrumpió Alma con tono firme, "Avra, calma. Antos, Armyos, centraos. Athea tiene razón, usaremos el destello. A mi señal."
Incorporándose y apenas sintiendo el calor de las llamas de las naves piratas ardiendo a su espalda, Alma pudo ver el resto del hangar, donde el resto de la carroña pirata aún se encontraba. Muchos de los residentes parecían salir corriendo hacia el interior a través de distintos accesos. Otros parecían dispuestos a plantar cara.
"Muy bien, recordad los parámetros. Busca y captura. Esto no es una misión de limpieza," dijo con énfasis hacia Rider Blue, quien asintió enfurruñada. Alma continuó, "Si el enemigo huye, dejadles marchar. Si inician hostilidades, defendeos. La fuerza letal está autorizada en ese caso."
Los demás hicieron gestos afirmativos. Athea se limitó a una leve inclinación de cabeza. Alma continuó.
"El rastro del objetivo se perdió en Nosia donde se le vio por última vez en conversaciones con un individuo identificado como el capitán pirata Ko Nactus. El Mando cree con absoluta certeza que puede encontrarse aquí", explicó, "Su nombre es Tiarras Pratcha, y ha robado secretos de armamento de los Corps. Ya sabéis lo que hay que hacer."
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