"Por favor agente, dígame que tenemos buenas noticias."
El Consejero pronunció esas palabras con el tono de voz apagado y resignado de alguien que ya sabía de antemano que las noticias en cuestión iban a ser de todo menos buenas, pero que aún se aferraba con cierta futilidad a un clavo ardiendo llamado esperanza.
El Consejero Emmu Ost era un phalkata de mediana edad, de plumaje rojizo y desaliñado, que había optado por un puesto de ligazón entre las ramas de gobierno de Concilio y la supervisión del OSC. Debía ser un trabajo de despacho tranquilo y relajado, una recta final antes de un bien merecido retiro, pero estaba cada vez más claro que había subestimado los claroscuros de trabajar en inteligencia, aunque fuese solo desde los márgenes.
El seguimiento de mundos coloniales, el control de facciones públicas y clandestinas, la monitorización de las aproximadamente treinta civilizaciones sin capacidad de viaje espacial y en diversos niveles de desarrollo, la contención de incursiones garmoga menores en las que no era solicitada la presencia de los Dhar Komai y sus Riders al poder contenerse en el espacio antes de derivar en infestación planetaria...
Aún estando solo con la punta de un pie en el área de menor profundidad de la piscina, era obvio que Emmu Ost podría ahogarse cualquier día por puro estrés.
Tar-Sora, la barteisoom agente del OSC y en aquel momento portavoz designada por su director para lidiar con aquel burócrata, no pudo evitar emitir un ligero suspiro mientras cargaba los archivos en el holovisor, preguntándose si aquello no sería un rebuscado castigo. Después de todo, había ciertos sectores de la Agencia que no estaban muy contentos con su iniciativa de llamar a los Riders en el asunto de la luna de Valphos. Razonaban que la presencia de los Riders debería limitarse de nuevo a las infestaciones garmoga, a pesar de su efectividad como fuerza de seguridad y disuasión en los seis años de inactividad de incursiones.
Claro está, las siempre presentes tensiones y tira y afloja de autoridad y competencias entre el OSC, los Rider Corps y los Cuerpos Armados del Concilio eran otro asunto complicado.
Centrándose en la tarea actual, Tar-Sora termino la transferencia de datos. En la pantalla flotante tras ella y frente al escritorio de Emmu Ost surgieron múltiples archivos de texto, fotografías, gráficas y clips de vídeo y audio.
"Aproximadamente a las 050027 del ciclo horario en el Sistema C-606 en el cuadrante Dálet..."
"¿C-606?", interrumpió Emmu Ost. Tar-Sora reprimió un nuevo suspiro que escapo de entre sus reptilianos labios como un siseo. El plumaje de la cresta del phalkata ante ella se replegó, contrito.
"C-606 es un sol no habitado. Cuenta con diversos nombres no-oficiales, pero el sistema estándar Conciliar... Bueno, es un sistema pequeño, no habitado y sin recursos notables. Su única virtud era un relativo aislamiento y posicionamiento en el cuadrante con mayor porcentaje de presencia garmoga que lo convertían en un punto de observación viable para el Iris", explicó Tar-Sora de la forma más concisa posible e intentando contener su irritación.
"Como iba diciendo", continuó, "A las 050027 de su ciclo horario se cortaron todas las comunicaciones con la Estación Iris situada en órbita geoestacionaria en torno al quinto planeta del sistema. La Red del ZiZ fue la primera en notarlo. Aunque el Iris aún no estaba plenamente integrado en la Red, ya se habían derivado recursos de monitorización y la Red en Dálet se encontró de pronto con un enorme punto ciego."
"¿No hubo comunicaciones previas? ¿Ninguna llamada de auxilio?", preguntó Ost, "Aunque solo hubiese una tripulación temporal..."
"Revisamos las comunicaciones. El Iris seguía un programa de chequeos cada treinta minutos estándar. No hubo llamadas de auxilio ni señales de alarma por parte de la tripulación de la estación. El único punto llamativo son unas lecturas energéticas extrañas observadas en el último registro. Treinta minutos tras eso... simplemente silencio, poco después del corte de la señal del Iris en la Red."
Emmu Ost se reclinó en su asiento, llevándose una mano a la frente... "Esto es un desastre", murmuró, "Esa estación era... la cantidad de recursos y créditos invertidos... Oh, las próximas sesiones en el Senado van a ser una pesadilla."
"En el OSC somos muy conscientes de la problemática logística y presupuestaria que se producirá si realmente se ha perdido el Iris, señor, pero estoy aquí por otras razones."
"¿Cree que han sido los garmoga?"
"Imposible determinarlo, y habrían sido detectados con tiempo de sobra. La perdida de comunicaciones se produjo justo antes del ataque de Alirion y el reciente suceso en Occtei. Apenas hemos podido enviar un par de sondas y estas tampoco han dado resultados. Las teorías actuales varían entre un accidente o algún tipo de desastre cosmológico o inducido en el área, como una llamarada solar imprevista o un impacto con un objeto errante. La otra teoría... bueno, es la razón por la que estoy aquí. Como ya le he dicho, hemos descartado un ataque garmoga... pero eso no quiere decir que no se haya podido producir un ataque."
"¿Piratas?"
"Dudoso. No imposible, pero dudoso. Las lecturas de energía han llamado nuestra atención, en relación al incidente de la luna de Valphos."
"Oh, espíritus... ¿Esas cosas de cristal que pelearon con los Riders?"
"Veo que ha podido acceder a los informes", observó Tar-Sora.
"Una copia muy redactada", dijo Emmu Ost, "Asumo que buscan llevar a cabo una acción más directa."
Tar-Sora asintió.
"Hemos solicitado que una fragata de confianza, la INS Balthago, especializada en tareas de patrulla se desviase de su ruta para monitorizar el área de primera mano ahora que se han calmado las aguas y podemos volver a desviar tropas desde Alirion y otras zonas", explicó, al tiempo que abría el registro de la nave y su tripulación en el holovisor, "Pero queríamos solicitar un permiso extraordinario para la movilización de una flotilla al completo."
Emmu Ost volvió a inclinarse hacia adelante sobre su escritorio, sus ojos muy abiertos y su expresión más despierta y aguda de lo que había estado en toda la reunión, "¿Una flotilla al compl...?", preguntó, "¡Agente Sora, con eso el OSC nos está pidiendo el equivalente a una fuerza de ocupación planetaria!"
Con un gesto, Tar-Sora replegó el holovisor. La barteisoom se inclinó sobre el escritorio apoyando sus dos brazos superiores sobre la mesa al tiempo que su par de brazos inferiores se cruzaba sobre su torso.
"Señor Ost", dijo, "Llámeme paranoica si quiere, pero si hay algo que he aprendido en este trabajo es que las cosas siempre van a ir a peor antes de mejorar. Puede que no haya nada ahí afuera, puede que todo esto haya sido una catástrofe. Trágica y con perdidas lamentables, pero tristemente normal en el orden de todas las cosas."
Tar-Sora se inclinó más hacia adelante, en una sutil muestra de dominación sobre un Emmu Ost que había vuelto a reclinarse en su asiento, como intentando fundirse con la piel sintética del mismo.
"Pero, y enfatizo ese pero, si esto ha sido el resultado de un ataque y tiene algo que ver con las criaturas que ya hemos encontrado en Valphos... Eso significa que nuestra galaxia, la cual le recuerdo está en guerra a pesar de la máscara de normalidad a la que nuestras sociedades se aferran patológicamente, tiene una nueva facción en juego", explicó Sora, "Una facción de la que apenas sabemos nada y que ha sido capaz de borrar una estación espacial habitada y construida específicamente como nodo central para una red de alerta de ataques entre sistemas estelares."
Tar-Sora se incorporó, separándose de Ost pero sin apartar su mirada, clavando sus ojos en los de él.
"Y todo ello sin que nos enterásemos hasta después de que ya hubiese sucedido", remató, "Así que veo perfectamente justificable tomar las mayores precauciones posibles."
Se produjo un breve momento de silencio en el despacho. Éste fue roto por un carraspeo en la garganta de Emmu Ost antes de volver a hablar.
"Si, ateniéndome a sus observaciones... Creo que podré transmitir su solicitud al Senado, aunque hasta el próximo ciclo no..."
"Nos gustaría recomendar que comunicase nuestra propuesta de forma directa al Consejo Central", interrumpió Tar-Sora.
"¿Al Concilio Primarca? No, no... eso se salta todos los procedimientos..."
"Incluso, sería preferible si pudiese ir con estos datos directamente a la oficina del Canciller y a la Mariscalía."
Emmu Ost la miró, incrédulo.
"Si hago eso... el Senado montará un escándalo en cuanto se enteren, y los miembros del Judicatus pedirán mi puesto por la irregularidad."
"El OSC le cubrirá, señor Ost", dijo Tar-Sora, "Cuidamos de los nuestros, y como ligazón del Concilio con nosotros, usted es... bueno, como un pariente adoptado."
Tar-Sora intentó sonreír de forma afable, tranquilizadora. Por su mirada y las feromonas que podía oler dispersas en el aíre de la oficina sabía que Ost accedería a sus demandas e intentaría mover la petición a los círculos más altos saltándose la burocracia, así que intentó animarlo y tranquilizarlo un poco. Una muestra de buena voluntad.
La expresión de angustia del estresado phalkata mostraba que no lo había conseguido del todo.
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