"¿Has visto las noticias?", preguntó Iria.
Alma ni siquiera había podido musitar un saludo antes de que la doctora la abordase con dicha pregunta al retornar al Complejo Residencial de los Corps tras su encuentro con Amur-Ra.
"Er... no. He estado todo este tiempo en el templo con el Tío Amur", dijo Alma con gesto extrañado. Una idea alarmante cruzó su mente en ese preciso momento y su expresión de extrañeza se tornó en una de preocupación, "¿Ha pasado algo? ¿Alguna emergencia?"
"¡Oh! No, no, no", comenzó a decir Iria al tiempo que negaba con la cabeza, "Es algo importante pero no diría que es una emergencia... bueno, no creo... será mejor que hables con los demás, han vuelto hace rato."
Sin más intercambio de palabras aparte de una ligera conversación informal y privada entre ambas, la Rider Red y la doctora caminaron con paso rápido hacia el área de reunión del Complejo Residencial.
El área de reunión, o recreo, o esparcimiento, o como quisieran llamarla aquella semana en la documentación oficial, era un enorme salón. En otro tiempo había sido una suerte de guardería, hoy era un área recreativa con computadoras, holovisores, videojuegos, música y otros elementos de ocio, incluido un pequeño mueble bar.
Oficialmente, su uso estaba disponible para todo el personal de los Corps del área residencial, y no era raro ver de cuando en cuando a alguien del personal de guardia aprovechar allí sus horas libres.
Pero las más de las veces ejercía la función de sala de estar para los Riders, que paradójicamente contaban con muchos más ratos muertos que nadie más en los Corps.
Cuando Alma e Iria entraron, los demás ya se encontraban conversando entre sí. Armyos, Avra y Antos estaban sentados en el sofá principal frente al holovisor. Athea por su parte estaba de pie tras ellos, reclinada sobre el sofá justo a espaldas de Armyos.
Ella fue la primera en verlas llegar, haciendo un gesto de saludo con la cabeza. Avra fue la siguiente.
"¡Ah! Por fin tenemos de vuelta a la intrépida líder."
"¿Cómo ha ido la charla con tío Amur?", preguntó Armyos.
"Tengo mucho que contaros", respondió Alma al tiempo que Iria y ella se sentaban en el segundo sofá situado al lado del principal, "Pero Iria me ha dicho que ha pasado algo importante..."
"Tenemos competencia hermanita, y esta vez es oficial", dijo Antos al tiempo que activaba el holovisor.
Una grabación de la retransmisión de la rueda de prensa con la presentación de Shin se materializó ante ellos como un constructo tridimensional. Alma observó en silencio, totalmente seria, no dejando que su rostro reflejase ninguna emoción. Iria en cambio la observaba a ella de forma inquisitiva.
"Esto es... interesante", murmuró.
Avra bufó, levantando una ceja incrédula, "¿Interesante? ¿Eso es todo lo que vas a decir?"
"A mí me intriga porque lo han convertido en un humanoide", intervino Iria, "Quiero decir... es obvio que es un eldrea, y la morfología insectoide de su especie es tan válida para un combatiente como las humanoides de las nuestras, puede que incluso más. Así que... ¿por qué someterlo a esas modificaciones físicas tan radicales?"
"Marketing", dijo Antos, "Con una forma humanoide se parece a nosotros. Quieren presentarlo como una alternativa directa en ese sentido. Algo familiar para las masas."
"Eso resulta tan deprimente y tan cuestionable en tantos sentidos que no sabría por dónde empezar", dijo Iria, "¿Alma? No tienes nada más que decir?"
"Bueno, se me ocurre toda una lista de pros y contras al respecto, y algunos de los últimos bastante serio, pero al final del día... Si uno de los resultados de esto es que vamos a tener más gente ayudando de forma activa contra los garmoga, bienvenido sea."
"Muy pragmático por tu parte. Pero el problema será que hacer con todos esos supersoldados cuando no estén los garmoga", dijo Armyos, "Porque dudo que Shin vaya a ser el único."
"Para preocuparnos de eso primero tenemos que asegurar que pueda existir un futuro sin los garmoga", respondió Alma, "No digo que ignoremos los riesgos, pero el aquí y ahora se encuentran en una situación crítica... puede que más de lo que pensábamos."
"¿Alma?", preguntó Athea, notando la sombra que había caído sobre los ojos de su hermana.
Con un suspiro, Alma se levantó. Sacó una pequeña tarjeta de datos de su pulsera-comunicador y la insertó en el holovisor.
Una nueva imagen tomó forma ante ellos. Una suerte de losa o roca lisa, con grabados de aspecto antiguo sobre ella, figuras humanoides y alienígenas en torno a una pirámide negra sobre la cual descasaba una figura femenina sedente de mayor tamaño que las demás.
"Esta reliquia se encontró en Konsu, en unas excavaciones realizadas durante el Resplandor Galáctico hace un par de siglos. "
Alma hizo un gesto con la mano sobre la proyección y esta cambio.
"Esto que veis aquí una vasija encontrada en Zuen, aproximadamente en los tiempos de la fundación del Concilio. La figura representada se corresponde con una deidad de la mitología gobbore. Es casi idéntica a la anterior."
Alma movió su mano y una rápida sucesión de imágenes pasó ante los ojos de los Riders e Iria. Tablillas, documentos antiguos, fotografías de templos en ruinas, estatuillas...
En todas y cada una de ella la misma figura, una mujer humanoide de color negro o gris oscuro, sentada sobre una pirámide. Su cabeza adornada por una suerte de tirara o corona quebrada.
"La primera imagen que os mostré es la más antigua de las reliquias que se han podido datar de forma precisa", explicó la Rider Red, "Tiene unos quinientos mil años. Es más antiguo que cualquier dato fiable histórico recogido en la galaxia tras la Ascensión. Los conocimientos exactos del Concilio se remontan como mucho a hace unos treinta mil años en plena Era de los Rangers. Esto es mucho más antiguo."
"Toda esta lección de historia es muy interesante Alma, pero ¿qué demonios...?", dijo Antos.
"Tengo un mal presentimiento...", murmuró Armyos.
"Como podéis ver, la misma figura aparece representada en todas ellas. Distintos planetas, distintas especies, algunas de ellas ya extintas... pero un mismo mito. Aparece nombrada como Kes, Kek, Kekue o Kesset en distintas fuentes."
Alma apagó el holovisor, recogiendo de nuevo la tarjeta de datos.
"Amur me contó que en los mitos de los eldara, en las historias que le contaban cuando él era niño, se la conocía como Keket, la Reina Crisol o la Reina de la Corona de Cristal Roto. Según él, ella es la 'madre' de la Esquirla y las criaturas que encontramos en la luna de Valphos. Y a efectos prácticos... es una diosa."
Un silencio pesado como una losa cayó sobre los presentes. Solo duró unos instantes, pero pareció durar una eternidad antes de ser roto por Armyos.
"Cinco infiernos, es incluso peor de lo que esperaba..."
Antos se había quedado con la boca abierta y una expresión que parecía una mueca a medio camino entre el miedo y la histeria, como si un amago de risa se hubiese cortado en seco antes de poder salir de su boca.
Avra parecía haber palidecido ligeramente, pero un fuego impaciente brillaba en sus ojos al tiempo que una sonrisa predadora comenzaba a formarse lentamente en sus labios.
"¿Amur-Ra no dijo nada más? ¿No tiene más información?", preguntó Athea. Su expresión seguía firme, salvo por un ligero fruncimiento de su ceño.
Alma negó con la cabeza, "Más allá de unos cuantos consejos básicos en base a lo que describí del combate, no tenía mucho más que decir. Va a trasladarse a Elderia en unas horas para revisar los archivos de su gente, a ver si puede encontrar algo más concreto."
"Así que...", comenzó Iria, "Una diosa oscura de un tiempo anterior a la mayoría del recuerdo de las actuales civilizaciones de la galaxia. Va a ser interesante explicárselo al director y al Mando."
"Más allá de añadir el nombre y algunas referencias en el informe especial preferiría mantener esto entre nosotros", dijo Alma, "Historias de dioses antiguos... es la clase de relato que va a despertar escepticismo. Prefiero tener más pruebas y más datos concretos antes de que presentemos alguna propuesta de acción oficial a nuestros superiores."
"¿Así que nuestra política va a ser...?", preguntó Armyos.
"Seguir como hasta ahora, lidiar con los garmoga. Pero con un ojo abierto y un oído atento por si tenemos nuevos avistamientos de estas criaturas e intervenir si hacen su presencia conocida de forma hostil. Pero de momento dejémoslo en que son algún nuevo tiempo de especie alienígena y no un antiguo hombre del saco", explicó la Rider Red, "La galaxia ya tiene suficiente miedo con los actu..."
Las palabras de Alma se cortaron de golpe cuando una alarma comenzó a sonar de forma repetida y estridente. Luces rojas iluminaron la estancia y los pasillos parpadeando durante unos segundos. La alarma se cortó para ser sustituida por una potente sirena a lo largo y ancho de todo el complejo.
Todos se levantaron de golpe, como impulsados por un resorte. Iria salió corriendo en dirección al laboratorio médico al tiempo que mascullaba un quedo "Hablando del diablo..."
Por su parte, los Riders vieron sus cuerpos envueltos en destellos de luz sin pronunciar palabra y en un instante sus armaduras los habían envuelto, como segundas pieles. El rojo carmesí de Alma, el azul celeste de Avra, el púrpura intenso de Antos, el naranja cálido de Armyos y el negro profundo de Athea.
Con un segundo destello de variado cromatismo abandonaron el salón de esparcimiento e hicieron acto de presencia en las áreas de contención de los Dhars. Las criaturas habían sentido la expectativa de sus jinetes a través de los lazos psíquicos que los unían segundos antes de que éstos se materializasen ante ellos.
En alguna parte de la galaxia había comenzado una infestación garmoga y era su deber hacer frente a aquellos monstruos.
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